El sistema de la percepción reúne las pequeñas y finas partes de la #información que recopilan los #sentidos para crear una imagen #coherente. Sin embargo, no es así de sencillo porque, aunque la percepción es imprescindible, es demasiado fácil que resulte #engañosa.
Además, la #percepción es flexible porque #responde a las influencias que proceden de los estados de percepción #cognitiva y psicológica, o también del #entorno.
Los investigadores constataron que #interpretamos la información sensorial en función de aquello que más nos interesa, tal como explican en el artículo que publicará la revista Journal of Personality and #Social Psychology.
Este proceso de la percepción alterada es #inconsciente. Los #análisis sugieren que en dicho proceso interviene la estimulación, que afecta a la información que los estímulos trasladan a nuestro ser #consciente.
Antes de que veamos el mundo, por tanto, nuestro cerebro lo ha interpretado de manera que encaje con lo que queremos ver, al tiempo que trata de eliminar aquello que no nos interesa.
Así, nuestros #miedos y anhelos pueden #influir en si nos vemos gordos o flacos o que veamos en un simple lunar una mancha o una enfermedad de la piel. Por eso, recomienda siempre contrastar ciertas percepciones con las de otras personas, en situaciones en las que estemos especialmente #condicionados.
Dunning señala que estamos más #predispuestos a ver aquello que nos gusta, en lugar de lo que nos desagrada o nos asusta y que, ante una imagen ambigua, tendemos a interpretarla en nuestro propio beneficio.
Según Dunning, aún falta por determinar en qué estadio del proceso de percepción se situaría la influencia de nuestros #deseos. El #estudio sugiere que el cerebro hace una labor ingente entre el ojo y la apreciación consciente para determinar nuestras conclusiones, incluso antes de que éstas tengan lugar. ¿Pero en qué punto intervienen nuestros deseos? Esta cuestión sigue sin #respuesta.
Tipos de percepción
El estudio científico de la percepción se remonta al siglo XIX, cuando diversos investigadores crearon los primeros modelos que relacionaban la magnitud de un estímulo físico con la magnitud de un hecho percibido. Hoy día, el tema no es estudiado sólo desde la psicología, sino que ocupa a varios campos, como la #neurociencia, la optometría, la fisiología e incluso la #informática.
Aunque solemos creer que nuestros sentidos nos aportan una fiel información del mundo exterior, Dunning señala que décadas de investigación psicológica han determinado que lo que la gente ve y oye no es precisamente una reproducción exacta de lo que nos rodea.
Según él, en primer lugar, la percepción es selectiva: no somos conscientes de “todo” lo que sucede a nuestro alrededor. Un estudio acerca de la llamada “ceguera atencional" –condición que nos impide ver lo evidente porque nuestra atención está centrada en otra cosa- demostró que el 40% de un grupo de voluntarios a los que se les mostró una breve película de un partido de baloncesto fue incapaz de ver a una mujer disfrazada de gorila que se colocaba entre los jugadores, miraba a la cámara, se golpeaba el pecho y después salía, simplemente porque no le prestaron atención.
En segundo lugar, señala Dunning, la percepción es influenciable: varios estudios han demostrado que las distancias no suelen ser tan cortas como nos parecen al mirarlas de lejos, grandes objetos no son tan altos como parecen, y la piedra que se nos puede meter en el zapato siempre es mucho más pequeña de lo que pensamos mientras nos molesta al andar.
Gran parte de nuestras percepciones nos llegan a través de órganos sensitivos y sistemas preceptúales que trabajan automáticamente para formar una representación de un estímulo que el que percibe acepta pasivamente.
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